jueves, 31 de diciembre de 2009
viernes, 25 de diciembre de 2009
lunes, 21 de diciembre de 2009
Crear espíritu de confianza
Estar en Cristo, ser una criatura nueva supone no dividir, no clasificar. Dejarse guiar por el Espíritu, no por los deseos humanos(cf.Gál 3,28 y Ef 2, 14-16,Gál 5, 14-16).
A muchos les gusta hablar del amor. Pero el amor no es una palabra que se dice. El amor es una respuesta. La respuesta de Jesús al amor del Padre que busca la reconciliación de todos (Rom 3, 25).
La misión del cristiano no consiste primeramente en cantar alabanzas al Señor, ni en ser una persona de vida tranquila, sino en tomar parte activa en la obra de la reconciliación universal, la cual supone tanto denunciar las injusticias y pecados, como tratar de superarlos en forma colectiva y personal, mediante un espíritu de valentía, amor y sacrificio.
Presentarse como mensajeros de Cristo es algo que atañe a todos, porque todos tienen la misión de acercarse al hermano, superando recelos, creando espíritu de confianza que logre la convivencia fraterna entre hombres que viven los problemas de un mismo mundo. En este marco, Pablo recuerda el misterio de la cruz: la reconciliación no se lleva a cabo sin víctimas voluntarias (Cristo no cometió pecado) que saben tomar sobre sí el odio y los pecados de los hombres.
A muchos les gusta hablar del amor. Pero el amor no es una palabra que se dice. El amor es una respuesta. La respuesta de Jesús al amor del Padre que busca la reconciliación de todos (Rom 3, 25).
La misión del cristiano no consiste primeramente en cantar alabanzas al Señor, ni en ser una persona de vida tranquila, sino en tomar parte activa en la obra de la reconciliación universal, la cual supone tanto denunciar las injusticias y pecados, como tratar de superarlos en forma colectiva y personal, mediante un espíritu de valentía, amor y sacrificio.
Presentarse como mensajeros de Cristo es algo que atañe a todos, porque todos tienen la misión de acercarse al hermano, superando recelos, creando espíritu de confianza que logre la convivencia fraterna entre hombres que viven los problemas de un mismo mundo. En este marco, Pablo recuerda el misterio de la cruz: la reconciliación no se lleva a cabo sin víctimas voluntarias (Cristo no cometió pecado) que saben tomar sobre sí el odio y los pecados de los hombres.
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